México • 11 de octubre de 2024 • Dr. Carlos Ricardo Menéndez Gámiz.• Centro de Estudios Estratégicos Nacionales, A. C., en México. •
Resumen:
Se identifican los principales retos y dificultades de México para lograr su soberanía alimentaria, a partir de una análisis argumentado derivado de la revisión de textos oficiales como Sexto Informe de Gobierno 2024 de la Presidencia de la República, así como la revisión detallada del texto del TMEC, la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos, la Iniciativa de Reforma del Artículo 27 Constitucional publicada en la Gaceta Parlamentaria de la H. Cámara de Diputados, y el Programa de Producción Sustentable de Maíz Equivalente para lograr la Soberanía Alimentaria 2024-2030, así como la información del INEGI, entre otras fuentes, se llega a la reflexión final de la necesidad de cancelar o en su defecto renegociar el capítulo agropecuario del TMEC para lograr la soberanía alimentaria, como una dimensión básica y elemental de la soberanía nacional.
Hechos y datos básicos
Primero reconocer que el texto del TMEC impone varios límites normativos para la toma de decisiones del gobierno y actores económicos mexicanos que buscan el desarrollo económico libre y soberano. Por ejemplo, estándares, normas técnicas, instrumentos regulatorios, para las calidades de diversos bienes y servicios, que son muy adecuados para sociedades altamente industrializadas y tecnificadas como Estados Unidos y Canadá, pero no para la socio-economía del sector productivo de un país como México.
Actualmente México tiene 103 millones de hectáreas de uso agropecuario y forestal, 87 millones de hectáreas tienen vocación agropecuaria, 57.3 millones tienen aprovechamiento de agostaderos, y 29.8 millones son de uso agrícola, con 25.7 millones de hectáreas de uso agrícola activas, de las cuáles en Censo Agrícola 2022, se reportaron sembradas solamente 22.9 millones de hectáreas, es decir, solo se sembró el 77% de la superficie es decir, se dejaron de sembrar 6.86 millones de hectáreas de vocación agrícola.
Hay más de 4.6 millones de unidades de producción agropecuarias (UPA), de las cuáles 59.2% ejidal, 12.7% comunal, 27.4% privada. El 19% de las UPA están a cargo de mujeres.
La mano de obra permanente alcanza 11,906,000 personas ocupadas, el 23.1% son mujeres y el 76.9% son hombres. 4.1 millones son productores que trabajan en sus UPA, y 5.98 millones son familiares con sueldos y salarios, 461 mil son familiares con sueldos y salarios, 486 mil son trabajadores con seis meses o más; y más de 850 mil son trabajadores por menos de seis meses.
Además, hay que considerar que en México hay 15,863,731 jornaleros(as) puestos de trabajo, y son contratados por periodos de 11 a 13 días.
Finalmente señalar que 463 personas de cada mil personas dedicadas a la producción agropecuaria se consideran indígenas, y el 61% de ellas habla alguna lengua indígena.
Del Sexto Informe de Gobierno se desprende que en el 2023 se produjeron un total de 32 millones toneladas de granos básicos, y se importaron cerca de 26 millones de toneladas de cereales, granos y semillas. Destacando además la importación de productos pecuarios: carne de bovino, carne de porcino, de aves, y leche entera de vaca en polvo.
Al día de hoy carecemos de las semillas y del material vegetativo campesino necesario y suficiente como para iniciar una gran estrategia productiva por la soberanía alimentaria, para que todas las regiones de México produzcan sus cultivos ricos en almidones, que son el insumo necesario para la alimentación de las diversas especies ganaderas;
Finalmente destacar que México tiene un proceso migratorio con crecimiento sostenido del campo a las ciudades de México y de Estados Unidos. Con remesas mayores a 63 mil millones de dólares en 2023.
Retos y dificultades a superar
La soberanía alimentaria en México, particularmente en cereales, granos y semillas, enfrenta una serie de retos y dificultades que se agravan por las condiciones del Tratado entre México, Estados Unidos y Canadá (T-MEC), así como por la realidad socioeconómica y ambiental del país.
A continuación, se identifican los principales desafíos y posibilidades para que México logre una mayor autosuficiencia y soberanía alimentaria:
1. México depende de las importaciones y tiene un déficit en la producción
Reto de lograr producción suficiente:
En 2023, México produjo 32 millones de toneladas de granos básicos, pero importó 26 millones de toneladas para satisfacer la demanda nacional, lo que refleja una alta dependencia de las importaciones para cubrir las necesidades alimentarias.
Reducir importaciones masivas de productos pecuarios:
México también importa grandes cantidades de carne de bovino, porcino, ave, y leche entera en polvo, cuyo valor supera los 220 mil millones de pesos anuales.
Esta dependencia se debe, en parte, a la falta de cultivos que provean los almidones y otros insumos clave para alimentar a las especies ganaderas, lo que impide el desarrollo autosuficiente de la producción pecuaria.
Dificultades generadas por el T-MEC:
Se facilita el comercio agrícola entre los tres países, expone a los productores mexicanos a la competencia con productores estadounidenses y canadienses, quienes operan con subsidios mucho mayores. La eliminación de barreras arancelarias y el acceso preferencial al mercado mexicano limitan las oportunidades de protección para los productores nacionales. Esto no es un condición inevitable y eterna, se debe corregir.
2. Subsidios insuficientes y limitaciones presupuestarias
Reto de un financiamiento público insuficiente:
La Secretaría de Agricultura y Desarrollo Rural (SADER) cuenta con un presupuesto de 70 mil millones de pesos, de los cuales solo 50 mil millones se destinan a apoyos directos a los productores.
Este monto es insuficiente para atender las necesidades del sector agrícola, en contraste con los más de 200 mil millones que México gasta en importaciones agropecuarias.
Dificultades de una competencia asimétrica:
Los agricultores de Estados Unidos reciben subsidios mucho más altos, y cuentan con una red de apoyos que les permite vender a precios competitivos en el mercado mexicano, afectando gravemente la competitividad y rentabilidad de los productores nacionales de cereales y productos pecuarios. Tampoco es una condena para siempre, se puede y se debe modificar.
3. Migración y Pérdida de Mano de Obra Agrícola
Reto de crear condiciones que frenen la migración:
El proceso continuo de migración de los trabajadores agrícolas hacia las ciudades en México, y Estados Unidos, reduce la disponibilidad de mano de obra en las áreas rurales. Esto impacta negativamente en la producción de alimentos, ya que muchos pequeños productores abandonan sus tierras, debilitando el sistema agrícola nacional. Y se posibilita la reconcentración de la tierra a través de mediería y tercierías o arriendo y compraventa de derechos aprovechando los vacíos legales.
Dificultades de capitalización de las remesas:
Aunque las remesas de mexicanos que trabajan en Estados Unidos superan los 63 mil millones de dólares anuales, este flujo financiero no se traduce necesariamente en inversiones en el campo mexicano, ya que las remesas tienden a ser utilizadas para el consumo familiar, y no para recapitalizar la economía agrícola.
4. Tierras ociosas y mal aprovechadas
Retos de aprovechar las tierras sin cultivo:
México cuenta con 24 millones de hectáreas cultivadas, pero hay casi 6.86 millones de hectáreas de vocación agrícola que permanecen ociosas. La falta de inversión en infraestructura, tecnología y financiamiento impide que estas tierras se integren a la producción agrícola.
Dificultades que representa el potencial no aprovechado:
Si se lograra cultivar estas tierras ociosas con prácticas agrícolas sostenibles, podría aumentar significativamente la producción de cereales y granos básicos, piensos, forrajes de alto valor forrajero. Sin embargo, esto requiere de un esfuerzo coordinado de políticas públicas, financiamiento y apoyo técnico con un mismo enfoque.
5. Tecnología, falta de semillas y material vegetativo adaptado
Reto de lograr disponer de semillas y material vegetativo propios:
Un obstáculo clave es la escasez de semillas y material vegetativo adecuado para cultivar en las diversas regiones de México, especialmente en cultivos que proporcionan insumos necesarios para la alimentación animal. Esto limita la capacidad del país para aumentar su producción de alimentos para el ganado y, en consecuencia, reducir la dependencia de importaciones de productos pecuarios.
Dificultades para la innovación tecnológica:
La agricultura mexicana, particularmente en las regiones rurales, requieren de condiciones propicias para la innovación, hay un acceso difícil al uso de tecnología moderna, semillas híbridas y mejoradas, así como a los sistemas eficientes de riego y energía, lo que afecta la productividad y la resiliencia frente a factores ambientales adversos.
6. Impacto del Cambio Climático y Deterioro Ambiental
Reto de bio-remediar la degradación de las tierras:
Muchas zonas agrícolas mexicanas enfrentan problemas de erosión, desertificación y agotamiento de los suelos, lo que limita su capacidad de producción.
Reto de la adaptación a la variabilidad climática: Las sequías, inundaciones y otros fenómenos asociados al cambio climático afectan las cosechas de manera impredecible, incrementando la vulnerabilidad del sector agrícola y exacerbando la dependencia de importaciones. La agroecología es parte relevante de la solución.
7. Políticas Públicas Insuficientes e Inconsistentes
Reto de definir una estrategia consensuada de largo plazo:
Hasta ahora, las políticas públicas mexicanas orientadas a la agricultura no se habían caracterizado por su consistencia y perdurabilidad a largo plazo. Los programas de apoyo al campo se habían enfocado en soluciones temporales y a la puja de diversos grupos de interés, a la captura de rentas públicas, no se abordaban de manera integral los problemas estructurales de la agricultura mexicana, como es el propósito de este Dialogo organizado por el CIESTAAM con las voces de organizaciones de la Clase Campesina.
Dificultades para mejorar el nivel de inversión en infraestructura y capacitación:
Los recursos destinados a mantener y mejorar el potencial productivo de las tierras y parcelas; a mantener y actualizar la infraestructura agrícola, como sistemas y equipos de riego y energía; de acopio y almacenamiento, así como para el transporte, son a todas luces insuficientes.
Además, los pequeños y medianos productores habían carecido del acceso a la educación y a la capacitación en técnicas de cultivo modernas y sostenibles que podrían mejorar su competitividad. En 2022 el 50.4% tiene educación primaria, y solo el 21.7% educación secundaria. Todavía hay un 14.7% sin estudios.
8. Posibilidades Reales para Lograr la Soberanía Alimentaria
Reto para el uso eficiente de tierras ociosas:
Aumentar la producción y la productividad de las tierras actualmente ociosas puede ser una vía importante para reducir la dependencia de importaciones. Sin embargo, esto requerirá inversiones significativas en infraestructura, tecnología, semillas, materiales vegetativos y nuevas capacidades profesionales para la capacitación.
Reto para reformar o modificar los esquemas de subsidios y apoyos a los pequeños y medianos productores:
Una política más agresiva de subsidios y apoyo directo a los pequeños y medianos productores es fundamental para sustituir las importaciones agroalimentarias, podríamos evaluar y revisar los objetivos y metas nacionales y replantear con base en ellos, las políticas de los subsidios agrícolas, con énfasis en prácticas agroecológicas.
Dificultades para promover la agricultura sostenible:
Fomentar la adopción de sistemas agroforestales, agroecológicos y de agricultura de conservación, especialmente en las tierras ociosas, aprovechando la biodiversidad y el conocimiento ancestral, se puede mejorar la producción y la adaptación frente al cambio climático. Estos enfoques pueden revitalizar las zonas rurales y mejorar la sostenibilidad a largo plazo.
Dificultades para la reconversión y diversificación de cultivos:
El generar acuerdos básicos en torno a la posibilidad de diversificar los cultivos, ricos en almidones y fibras, mejores forrajes, puede ayudar a reducir la dependencia de insumos importados para la alimentación animal, mejorando la autosuficiencia en productos pecuarios.
El reto de renegociar el capítulo agropecuario del T-MEC:
El T-MEC restringe la capacidad de fijar aranceles, es progresivo, México debería explorar oportunidades para renegociar ciertos términos relacionados con los subsidios y el apoyo a los pequeños productores. También podría buscar flexibilizar ciertas normativas que permitan proteger la producción local frente a la competencia extranjera.
REFLEXIÓN FINAL:
México enfrenta una serie de desafíos significativos para lograr su soberanía alimentaria en cereales, granos y semillas, que incluyen la dependencia de importaciones, la falta de financiamiento, la migración rural y el impacto del cambio climático y la camisa de fuerza impuesta por el TMEC, que debe ser evaluado y renegociado.
Sin embargo, con una estrategia integral que combine el uso de tierras ociosas, la mayor inversión en semillas, insumos, tecnología y capacitación, y las políticas públicas estratégicas e integrales, orientadas a la sostenibilidad y el apoyo a los pequeños productores, el país tiene posibilidades reales de avanzar hacia una mayor autosuficiencia y soberanía.
En el largo plazo, esto también requiere de ajustes profundos del capítulo agropecuario del TMEC, un enfoque más robusto en la organización económica, y la innovación agrícola, así como fortalecer los esquemas de protección de la agricultura mexicana.
Permítaseme dejar dos pensamientos
¡Cuán buena es nuestra amada madre tierra Anahuac!
Tlatoani Cuauhtémoc, 11 de agosto del 1521.
¡Como enseña el toltekayotl, los seres del Abya Yala somos maíz! Carlos Ricardo Menéndez Gámiz, Chapingo, Texcoco, 27 de septiembre 2024
[1] Doctor en Problemas Económico-Agroindustriales, Línea de Investigación en Evaluación y Diseño de Políticas Públicas para el Desarrollo Rural. CIESTAAM, Universidad Autónoma Chapingo.