Felipe Soto •
Noviembre 2016 •
Las pésimas condiciones que estamos experimentando en México hacen necesario reformular las políticas públicas, hasta ahora aplicadas, tomando en cuenta el interés de la nación sobre cualquier otro que se nos quiera imponer desde fuera en beneficio de otros países, corporaciones trasnacionales y grupos de poder político y/o económico internos, que excluyan a la mayoría de la población o atenten contra su bienestar.
No te fijes en la pequeñez del grano de pimienta, fíjate en lo que pica
La elección presidencial en los EU podrá no dejar satisfechos a muchos dentro y fuera de ese país. El descontento con el resultado responde a diversos puntos de vista pero, en general, entre la población prevalece el rechazo a sus estridentes declaraciones ofensivas y racistas expresadas durante la campaña, lo que llevó a subestimarlo para llegar a la presidencia. Esto es, que las principales críticas se centran primordialmente en la personalidad del presidente electo y en menor medida en el significando que podría tener su ascenso al poder con la desestabilización en el sistema capitalista mundial.
Nuestro bien y nuestro mal no existen más que en nuestra voluntad
Resulta paradójico que el nuevo dirigente del país que engendró, promovió y logró que se instaurara una política de liberalización de los flujos de mercancía y capitales prácticamente en la mayoría de las naciones reciba el apoyo de los ciudadanos a su propuesta proteccionista. Esta inesperada, pero soberana, actitud de apoyar a quien va a gobernar el país líder de la globalización ahora es avalada por los ciudadanos americanos con una visión contraria a la propia esencia de los preceptos neoliberales.
Procura no empezar aquello de lo que te puedas arrepentir
Lo sucedido en las recientes elecciones presidenciales en EU manda un claro mensaje de las profundas fallas de los fundamentos en los que se basa el capitalismo internacional, no solo por las recientes reacciones que se han empezado a manifestar en el mundo por parte de algunos países en Europa en contra del sometimiento de sus gobiernos a las reglas neoliberales, así como a los organismos financieros y reguladores internacionales, normas promovidas por los anteriores gobiernos de EU. Estas mismas reglas, que les impiden ejercer plenamente su soberanía para proteger los intereses de sus ciudadanos, ahora pretende violarlas el recién ungido presidente de este país, en una actitud soberana y respaldada por el electorado, para proteger a sus ciudadanos y empresas con medidas antineoliberales, recurriendo seguramente a medidas fiscales y quizás con otras disposiciones como el establecimiento de cuotas que obstaculicen el libre flujo de mercancías importadas desde países más productivos, aceptación de déficits presupuestales, incremento de deuda para financiar infraestructura, entre otros.
Nadie experimenta en cabeza ajena
Las intenciones proteccionistas declaradas por el presidente electo en EU reflejan la conciencia de la enfermedad que aqueja al país como consecuencia de haber tomado su propia medicina. La libre movilización de la inversión propició la relocalización de las grandes empresas estadounidenses fuera de EU y afectó su capacidad para mantener las fuentes internas de empleo, lo que agudizó la pobreza y la desigualdad social; la libre importación de mercancías afectó a los productores nacionales, quienes perdieron el estímulo para invertir; la falta de una regulación efectiva del sistema capitalista financiero depredador dio lugar a la primera gran crisis del sistema capitalista que no solo desestabilizó la economía doméstica, sino que se propagó al mundo entero; como consecuencia Estados Unidos disminuyó su tasa de crecimiento y esto afectó también el crecimiento de sus principales socios comerciales al reducirse la demanda de mercancías en EU. La toma de conciencia de estos y otros efectos negativos está poniendo en tela de juicio la efectividad de la política neoliberal impulsada por el propio Estados Unidos, que ahora sufre sus propias consecuencias, destacadas por quien a partir de inicios del próximo año va ha dirigir ese país y que, a no ser que cambie su enfoque ya como presidente en funciones, estará cambiando las reglas del juego político mediante una mayor intervención del Estado en el desarrollo de EU, tal como se hizo después de la depresión del 29-30, lo que llevó a superar la profunda crisis en que había caído el país.
No hay peor ciego que el que no quiere ver
Con mayor o menor intensidad, los efectos negativos de las medidas neoliberales adoptadas en Estados Unidos afectan a los países que, sin reflexionar suficientemente, también las adoptaron hasta en forma entusiasta. Pero como dice el refrán, “la burra no era arisca…”, y la reacción que se está teniendo en algunos países (sobre todo en Europa; en América algunos países ya se habían manifestado años atrás) prueba la desilusión y el desengaño respecto a estas medidas. Sin embargo, en México aún no se toma plena conciencia del fracaso de la política neoliberal aplicada desde hace ya más de 30 años y seguimos empeñados en justificar un modelo económico cuyas supuestas bondades no son compatibles con la realidad. Entre otros males, el actual modelo económico aplicado en México es el responsable de la migración ilegal a EU, al no ser capaz de generar suficiente empleo en el campo; las cadenas productivas, que integraban diversos eslabones productivos con empresas nacionales, fueron destruidas por el abastecimiento externo de insumos a las grandes empresas trasnacionales; al abrirse indiscriminadamente las fronteras a la libre importación de mercancías, muchas fábricas cerraron y otras se convirtieron en importadoras, con lo que se perdió infraestructura industrial y mano de obra capacitada; la masa de trabajadores que se empleaban en las empresas nacionales quedaron sin empleo y pasaron a alimentar la economía informal; la desaparición de la función intervencionista del Estado en la economía dejó en indefensión a empresarios nacionales, no solo a pequeños y medianos sino también a grandes empresas mexicanas; el cierre o venta de empresas paraestatales estratégicas ha propiciado la pérdida de la conducción del desarrollo por parte del Estado.
Los fracasos nos ofrecen la oportunidad de reanudar la tarea con más tiento e inteligencia (Ford)
En México es necesario quitarnos la venda de los ojos y reconocer que las medidas impuestas por los hacedores de las políticas públicas desde hace más de treinta años han fracasado en llevar al país a niveles superiores de desarrollo; las recetas son para que las apliquen quienes no son capaces de crear sus propias fórmulas, y actualmente los “cocineros” egresados de universidades en EU que nos han gobernado durante más de tres décadas, y que nos siguen gobernando, han actuado sin reflexionar respecto a las fórmulas que realmente requiere el país para que la población salga de la pobreza y la desigualdad –que, por cierto, es lo único que nos debe interesar–, así como para encauzar su destino hacia un país justo y de progreso constante. Las pésimas condiciones que estamos experimentando en México hacen necesario reformular las políticas públicas hasta ahora aplicadas, tomando en cuenta el interés de la nación sobre cualquier otro que se nos quiera imponer desde fuera en beneficio de otros países, corporaciones trasnacionales y grupos de poder político y/o económico internos, que excluyan a la mayoría de la población o atenten contra su bienestar.