Carlos Ricardo Menéndez Gámiz, integrante del CEEN, A. C.
Es necesario establecer que en principio la economía política a aplicar por una nación es una definición política soberana, no es libre de condicionamientos, pero es soberana, las más de las veces, las condiciones son de índole restrictiva y están determinadas por el conjunto de interrelaciones entre las fuerzas que operan en el marco de los sistemas del poder bélico-militar, industrial, financiero y núcleo del poder político institucional y fiscal. Se debe aclarar que el título original de este texto es Una Economía Política con equidad para un país empobrecido y saqueado. Adjetivos que hoy se sustantivan como México 2019, como ha quedado en el nuevo título, esta precisión busca dar claridad de orientación a la búsqueda de respuestas a una pregunta clave: ¿para qué una economía política con equidad?
En concordancia con los datos del Banco de México, se puede constatar que con la firma del Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN), en la economía mexicana comenzó a crecer la inversión extranjera, fenómeno que también operó en otras economías, se le puede identificar como un proceso de financiarización económica. (Epstein, 2005).
La financiarización consiste en el incremento relativo y absoluto de la importancia del capital proveniente de los instrumentos, agentes, instituciones y reglas de funcionamiento del sector financiero global, en los circuitos económicos de un país, trastocando su lógica de funcionamiento (Medialdea García & Sanabria Martin, 2013).
El análisis de la interrelación entre las variables Inversión Extranjera Directa (IED), Inversión Extranjera en Cartera (IEC) y el Producto Interno Bruto (PIB) en México durante casi tres décadas, demuestran que la IEC guarda mayor relación con “el comportamiento general del PIB en México ha sido caracterizado por tener desempeño que ha sido calificado como malo o bajo”. (Menéndez Gámiz & Palacio Muñoz, 2015, pág. 20), en sintonía con los planteamientos de Epstein, Medialdea y Sanabria.
Es decir, en términos laxos, la plataforma económica de México hoy, se mantiene operando como una economía periférica exportadora de materias primas y de bienes manufactureros con baja integración tecnológica nacional, y una economía doméstica deprimida a su mínima expresión. Hay una incapacidad de crecimiento del empleo, no hay capacidad de generar ingresos, y crecen la pobreza y la migración, en México además aumenta la economía ilegal, el crimen organizado y las condiciones de inseguridad.
El enclave exportador es boyante y por lo tanto atractor de capital. Pero también genera amplias y costosas externalidades ambientales a gran escala, que se traducen un costo social nacional. El costo de biorremediar siempre será más alto, que el costo de prevenir las catástrofes ambientales, mediante el uso inteligente de tecnologías adaptadas y adecuadas. Si en efecto, sí se requiere mayor inversión, eso cuesta.
Los beneficiarios del enclave exportador, son parte del reducido grupo de grandes empresas trasnacionales. Sin duda esos volúmenes de exportación si impactan los resultados de las balanzas comerciales, pero desgraciadamente no se traducen en mayores ingresos o mayor salud, mayor seguridad social, o mejor seguridad pública para los hogares mexicanos y tampoco genera condiciones para mejorar sus niveles agregados de bienestar. A continuación se aporta evidencia de esa grave realidad.
Con la metodología de medición de la pobreza, sustentada en la Línea de Bienestar Económico, la Línea de Bienestar Mínimo, y el Número de Carencias de Derechos Sociales, que implementa el Consejo Nacional de Evaluación de la Política de Desarrollo Social (CONEVAL) en su tarea de medición de la pobreza, los datos de los censos y de las encuestas de ingreso y gasto de los hogares, son susceptibles de diversas formas de agrupamiento para la medición de la pobreza en 2014.
Por ello, en agosto del 2015 el Secretario Ejecutivo del CONEVAL, declaró que entre 2012 y 2014, “en México se invierten 65 mil millones de pesos en programas sociales y la pobreza no baja”, de hecho, “el número de pobres pasó de 53.3 a 55.3 millones de pobres”, y expreso que “la población que vive debajo de la línea del bienestar, pasó de 60.6 a 63.8 millones de pobres”. (Valadez, 2015)
La constelación de empresas del nodo monopólico comercial, industrial y financiero, captura y exporta grandes volúmenes de bienes naturales, materias primas, y dinero. A manera de ejemplo solamente en 2018, el banco “BBVA obtuvo un beneficio neto de 2,384 millones de euros (2,734 millones de dólares) en México en 2018, un 9 % más respecto al año pasado, y casi un 45 % del total que ganó en todo el mundo”. (EFE, 2019)
La población mexicana enfrenta los graves obstáculos estructurales, que en buena medida son generados por el polo exportador, restricciones para acceder de mejor modo al bienestar y al acceso al conjunto de derechos. Por ello, no es suficiente para México, atender y cuidar su capacidad de mejorar el grado de competitividad global, actuales fronteras y linderos del modelo exportador.
Generalmente se reflexiona que esos obstáculos estructurales son precisamente los que merman significativamente la capacidad de capitalizar y reinvertir en su propio proyecto nacional y regional de crecimiento económico y de un desarrollo equitativo, incluyente y sustentable.
¿Economía política para la vida o para la competitividad?
Una necesidad metodológica en cualquier intervención económica implica el conocimiento de los niveles estimados del costo de dicha intervención. Cuál sería el costo necesario para lograr un nivel deseado de competitividad ¿cuánto cuesta ser competitivo? ¿Cuánto cuesta lograr mejoras en la competitividad? ¿Cuál es costo que un país como México tiene que pagar para atraer una inversión de un millón de dólares, cuánto cuesta que inviertan 100 millones de dólares?
Mas allá aún, de intentar dar una respuesta exacta a esa duda, se abre paso a otra incógnita añeja ¿Qué tan competitivo es un sector económico y cuánto más requiere de costos y montos de inversión requeridos para ser más competitivo?
Otro reto es lograr una evaluación de la rentabilidad total de un proyecto (imaginario) denominado “Elevar la competitividad en México”, la competitividad del sistema nacional, sectorial, regional, de empresa, producto o del individuo. Es decir, evaluar dicho proyecto, implica poseer información para saber cuánto hay que invertir para generar las condiciones y niveles necesarios de competitividad.
Podrá entonces conocerse, sí los beneficios esperados de dicho proyecto, la competitividad nacional generada, compensan el costo de la inversión, que debe incluir los ingresos cesantes, el costo de oportunidad del capital, así como las externalidades generadas.
Es una especie de interacción recursiva, entre el valor actualizado del flujo de beneficios totales obtenidos por el logro de la competitividad económica de un sistema productivo, comparado contra el valor actualizado del flujo total costos incurridos en su logro.
En otra perspectiva, sí un monto de beneficio económico de un sector o rama productiva se sustenta en un impacto económico negativo mayor en otro sector o región, en estricto sentido económico, no podría considerarse como un acierto o mérito económico o gubernamental. Sale más caro el caldo, que las albóndigas, como reza un adagio popular.
Al revisar los valores de los indicadores pilares económicos anidados en el Índice Global de Competitividad Global (ICG) del FEM, se puede iniciar una investigación para estimar el monto total de los costos asociados a poseer la distinción de ser la economía número once (2017), a nivel mundial, según el tamaño del PIB (WEF, 2017).
Pero cuál es el costo de tener el IGC número 51, sin olvidar que México es hoy por hoy uno de los países con el mayor grado de desigualdad social del orbe, y que tiene sumida a una gran proporción de su población en condiciones de miseria y marginación.
Por ello es necesario conocer los supuestos y criterios de los diferentes sistemas de indicadores para medición y comparación internacional, como los conjuntos de indicadores que se integran en el Índice Global de Competitividad (IGM), diseñado, medido y difundido por el Foro Económico Mundial (FEM). Entre los años 2008 a 2017 el IGC de México ha mejorado su posición, pasando del sitio 60 al 51 en una tabla general de 140 países. El índice anida 114 indicadores especializados, en 12 indicadores de Pilar Económico, agrupados es tres ejes, con los siguientes resultados en el periodo (ver cuadro 1).
Es necesario considerar que ninguno de los 12 grupos de indicadores da cuenta por ejemplo del incremento en la incidencia de la diabetes tipo II como causa de muerte entre los mexicanos, debido a las bebidas hipercalóricas, y tampoco dan cuenta del crecimiento del cáncer, como una de las principales causas de muerte en México. Tampoco se integra en la medición, el nivel de empleo, o el nivel del poder adquisitivo del salario, que en México ha sido totalmente desvalorizado.
Entre los principales y más dramáticos resultados del análisis del periodo 2008 a 2017, es la pérdida de competitividad en los aspectos educativos. La gran pregunta es ¿porqué, o con fines justifican que los gobiernos y el sistema industrial, comercial y financiero de una nación privilegien en sus políticas la estabilidad macroeconómica, sacrificando la educación, la formación de los cuadros profesionales, de investigadores, o en detrimento de la ciencia y la tecnología? No hay justificación ética o económica para sostener esas políticas.
Lo que ayuda a confirmar la necesidad de un cambio de enfoques y de matrices o modelos teóricos y conceptuales, para desarrollar nuevos sistemas de medición más apegados al desarrollo integral de las personas y ciudadanos todas. Una economía política con equidad adoptaría una política de formación de personas con buena educación y profesionalizada.
¿Qué competitividad mide el Índice Global de Competitividad?
Para atender esta cuestión, es necesario examinar algunos casos mediante los puntajes observados en los valores de los 12 indicadores valores de la competitividad. Ya que un aspecto central de la definición de la competitividad del FEM, es que depende de la capacidad de un país o de un mercado, para la atracción de capitales, cuando esta capacidad se determina por el tamaño de su mercado de ese país.
Por ejemplo, Estados Unidos tiene el IGC número 3, y es la segunda economía mundial, cabe señalar que ocupa el sitio 130 en exportación. Inglaterra ocupa el IGC número 7, y es la novena economía del mundo.
Otro ejemplo es Corea, de los tigres del sudeste asiático, es el país 26 en el IGC, y la economía número 13 mundial. Otro caso es Japón con el IGC 8, que es la cuarta economía mundial.
Una nación como Argentina que tiene el IGC 104, y su economía es la número 28, tiene una situación parecida a la México, al igual que Colombia con el IGC 61, y su economía es la 35. Mientras que Brasil es el IGC 81 y la octava economía mundial. Chile tiene un IGC 33, siendo la economía número 44. Como se desprende los países latinoamericanos mantienen una situación similar, los países seleccionados figuran entre las economías más grandes, y mantienen IGC de la zona media de la tabla. El común denominador en estos países es su apuesta, autoimpuesta, por un modelo exportador de materias primas, manufacturas de bajo nivel tecnológico y escaso nivel de integración nacional, y bajos niveles salariales. Modelo máquina de la desigualdad y la pobreza, que debe ser revertido en un nuevo modelo de economía política con equidad.
Con estos resultados, podemos confirmar que los valores de los indicadores del IGC muestran una mejoría del 20%, para ubicar a México, la onceava economía mundial, en el sitio número 51. En un enfoque lineal más directo, y en el supuesto de que al ser la economía número 11, su IGC debería ser cercano a ese valor, o dentro del límite superior del primer cuartil de los 140 países comparados, es decir el sitio 35. Razonado de esta manera, la actual posición 51 está todavía muy lejana del sitio ideal.
A manera de sugerencias para siguientes esfuerzos de análisis y propuesta
Así la economía política en un país como México debe transitar hacia un funcionamiento diferente del sistema económico. La máquina debe estar orientada a reducir las brechas entre las asimetrías de acceso de los derechos humanos, la educación, la alimentación, la salud, la vivienda digna, necesariamente implica la reducción de la desigualdad la distribución de los ingresos.
Este gran propósito requiere de una gran estrategia nacional que descansa primordialmente en un gobierno democrático y eficiente en sus funciones. Es decir, el gobierno debe lograr con capacidad económica y de gestión, que se cumplan las metas y objetivos planteados en la planeación nacional y regional, sectorial o institucional, en el tiempo y forma previstos, atendiendo puntillosamente los principios elementales de la administración del gasto público, como son la honradez, la democracia, la transparencia, la rendición de cuentas, y la muy necesaria contraloría ciudadana.
No es ocioso insistir, como se ha dejado patente en otros espacios que es muy necesaria e innegociable la planeación integral multianual y participativa, y aquí, lo integral se refiere a que dicha participación debe ser un ciclo completo, que va desde el análisis de la evaluación de lo realizado previamente, el diseño, la presupuestación, la implementación, así como las fases de la ejecución de los programas y los proyectos de inversión en específico.
Así como se prevé realizar consultas para llevar a juicio a expresidentes, es muy necesario someter a consultas populares en las regiones estatales, los proyectos a desarrollar, de la mano con el gobierno federal, pero en obligada consulta ciudadana, que eso también es parte de la preservación de la paz y la gobernanza, en una nueva institucionalidad.
Adicionalmente se debe recordar que la estrategia central del neoliberalismo económico y financiero, fue tratar de manera individualizada, y no en colectividades, como si este fuera un pacto entre el Estado todo y cada uno de los ciudadano en los personal y no en lo familiar, no como barrio, no como colonos, o avecindados, es necesario recuperar para México las fortalezas de la organizaciones económicas, sociales y políticas, que son la mejor expresión de recuperación del territorio y de la soberanía nacional.
Referencias
EFE. (1 de febrero de 2019). En 2018, el 45% de las ganancias mundiales de BBVA las obtuvo en México. Diario de Yucatán, pág. Internacional. Recuperado el 17 de febrero de 2019, de https://www.yucatan.com.mx/internacional/europa/en-2018-el-45-de-las-ganancias-mundiales-de-bbva-las-obtuvo-en-mexico
Epstein, G. A. (2005). Financialization and the World Economy. Cheltenham: Edward Elgar Publishing.
Medialdea García, B., & Sanabria Martin, A. (2013). La financiarización de la economía mundial: hacia una caracterización. Revista de Economía Mundial, 195-227.
Menéndez Gámiz, C. R., & Palacio Muñoz, V. H. (2015). Contribución de las importaciones y la inversión extranjera en el Producto Interno Bruto (PIB) 1993 AL 2014. Análisis de cointegración. En AMECIDER, & UNAM, Pasado, presente y futuro de las regiones en México y su estudio. (págs. 1-22). Ciudad de México: AMECIDER UNAM. Obtenido de http://ru.iiec.unam.mx/2828/
Schwab, K. (2017). Informe Anual de Competitividad Global. 2016 – 2017. Genova: WEF.
Schwab, K. (2018). Informe Anuak de Competitividad Global 2017 – 2018. Genova: WEF.
Valadez, B. (25 de 08 de 2015). 65 mil mdp no disminuyen la pobreza en México: Coneval. Milenio, pág. Política. Recuperado el 17 de 02 de 2019, de https://www.milenio.com/politica/65-mil-mdp-disminuyen-pobreza-mexico-coneval