Daniel Moser • julio 14 de 2017•
Casi nadie se atreve a discutir la enorme probabilidad de que tanto en las presidenciales de 2006 y 2012, López Obrador, como en la de gobernador para el Estado de México, Delfina Gómez, hayan sacado la mayor cantidad de votos, pero por razones más que conocidas, el desafío, la responsabilidad, no es obtener más votos, sino que legalmente se reconozca el triunfo.
Durante un discurso ante el III Congreso Extraordinario de Morena, Andrés Manuel López Obrador (AMLO) puntualizó una serie de reflexiones y puso a consideración de los participantes una serie de propuestas, todas las cuales, como era previsible, fueron aprobadas.
Se trató de un discurso1 elaborado, que leyó cuidadosamente a lo largo de cuarenta minutos, con lo cual se descarta la improvisación y que sus expresiones hayan sido producto del apasionamiento que el reciente y polémico proceso electoral, especialmente el de gobernador del Estado de México, hayan influido en el ánimo del líder indiscutido de Morena.
“Vanguardia de la democratización”
Puesto en el contexto de un sistema partidocrático que durante los últimos treinta y cinco años ha puesto en el mayor de los descrédito a las instituciones de gobierno, en todos los niveles de todos los poderes; que ha promovido el desmantelamiento del Estado Nación, puesto en crisis la economía nacional y promovido la descomposición social, sin duda la afirmación de AMLO de que Morena es “la vanguardia de la democratización del país, por la autoridad moral de sus dirigentes y el heroísmo cívico de sus militantes”, es realista, aunque merezca ser matizada por la desconformidad que al interior de Morena existe por la falta, precisamente, del cumplimiento de las normas democráticas que sus estatutos señalan, no se trata de un asunto de dominio público, pero existe y merece ser considerado. Por cierto, luego de que el líder llamara a “mantener la unidad interna de Morena” y convocara a “la elección de los Promotores de la Soberanía Nacional”, en el minuto 28.53 del video donde se ofrece el discurso completo de AMLO1, pasa casi desapercibida entre las palabras de AMLO la intervención de un congresista que señala a voz en cuello “democráticamente”. Si se quiere, una anécdota, pero para quienes tenemos conocidos, amigos y familiares militando en Morena, sabemos que es el del congresista anónimo en el video un reclamo bastante extendido al interior del partido.
Obviamente, no se trata de desdecirnos de lo ya señalado: la afirmación de AMLO respecto a que Morena es “la vanguardia de la democratización del país”, en contexto es realista, sin embargo merece considerarse en su verdadera dimensión, a fin de cuentas, Morena forma parte del sistema partidocrático y no puede ser inmune a todos sus vicios si pretende transformar al país con las reglas de juego del sistema y con muchos de sus principales representantes y dirigentes de primer nivel procedentes de los partidos tradicionales, especialmente del Partido de la Revolución Democrática (PRD). Esto no es una crítica, sólo una observación de algo evidente. Sobredimensionar el problema es un error, negarlo y no atenderlo también lo es.
Círculos de estudio y proyecto de Nación
Otra de las propuestas de AMLO a los congresistas fue la crear “círculos de estudio, reflexión y acción para transformar la realidad” de México. Hizo hincapié en la relevancia de concretar la formación, capacitación, orientación y concientización de los cuadros militantes, los simpatizantes y los ciudadanos en general. Sin duda se trata de una tarea imprescindible y de muy largo aliento, donde fomento del espíritu crítico debe ser una prioridad.
En otro momento de su exposición AMLO mencionó que se ha formado un grupo de trabajo, plural, independiente, integrado por profesionales y representantes del sector social, académico, empresarial y sindical que está elaborando un proyecto de nación para la propuesta de Morena de programa de gobierno 2018-2024. Cabe destacar, como positivo, que en una reciente entrevista con Álvaro Delgado, en el diario Reforma2, Andrés Manuel López Obrador, a pregunta expresa mencionó que se está reuniendo con grupos de empresarios en distintos lugares del país para convencerlos de la necesidad de un cambio, e incluso dio nombres de algunos de los más connotados, como: Carlos Slim, María Asunción Aramburuzabala, Ricardo Salinas Pliego, Emilio Azcárraga, Olegario Vázquez, Miguel Rincón.
En otro momento de la –muy recomendable– entrevista con Álvaro Delgado, Andrés Manuel López Obrador reitera una convicción reiterada antes de cada elección: “vamos a ganar en 2018”, en esta oportunidad predice que por unos “10 o 15 puntos de ventaja”, realmente sorprendente, audaz, si se tiene en cuenta las elecciones presidenciales del 2006, 2012 y la muy reciente por la gubernatura del estado de México. Afirmar que se va a ganar, precisar que se hará por un margen amplio, no parece ser la mejor estrategia para motivar el voto de las mayorías que por decepción de la política, por falta de interés o cualquier otro motivo, componen la mayoría abstencionista.
Casi nadie se atreve a discutir la enorme probabilidad de que tanto en las presidenciales de 2006 y 2012, López Obrador, como en la de gobernador para el Estado de México, Delfina Gómez, hayan sacado la mayor cantidad de votos, pero por razones más que conocidas, el desafío, la responsabilidad, no es obtener más votos, sino que legalmente se reconozca el triunfo.
“Partidos comprados por la mafia en el poder”
Sin duda, el momento culminante de su discurso fue cuando se refirió a las alianzas electorales con vistas a la elección presidencial de 2018. Si bien se trató de un discurso leído, no espontaneo e improvisado, en el video se observa a Andrés Manuel López Obrador particularmente exaltado al momento de referirse al PRD.
Explícitamente señala que casi todos los partidos políticos han sido “comprados por la mafia en el poder”. Hace referencia a la fundación del Partido Acción Nacional (PAN) con el objeto de combatir a las políticas nacionalistas y populares de Lázaro Cárdenas; también señala que el PRD se fundó, precisamente, enarbolando las banderas de Lázaro Cárdenas, concluyó AMLO afirmando que si se mantuviesen fieles a los principios que les dieron origen resulta insostenible una alianza legítima entre el PAN y el PRD, como la que se dio en Veracruz… por cierto, alianza que ya era conocida por AMLO antes de intimar o convocar –según las interpretaciones– al PRD sumarse a la candidatura de Delfina Gómez.
Dedicó AMLO especial atención a descalificar al PRD en directa alusión al proceso por la elección de gobernador en el Estado de México, refiriendo que no respondieron a su público “llamado a la unidad” –que no pocos consideraron una intimación a subordinarse a Morena– unos días antes de la elección y que fue rechazado por el candidato del PRD, Juan Zepeda, a la postre tercero en los resultados oficiales, después del PRI y Morena.
Yeidckol Polevnsky, secretaria general de Morena, afirmó el día de la elección que sí había habido negociaciones previas pero que el PRD no acepto las condiciones. Circulan versiones de que enterados de las tratativas, altos funcionarios del gobierno federal se acercaron al candidato del PRD para ofrecerle un acuerdo sustantivo que finalmente aceptó a cambio de no sumarse a la candidatura de Morena. Es sólo una versión, aunque nada descabellada.
Con base en este y otros argumentos, AMLO propuso a los congresistas no hacer alianzas con ninguno de los partidos “comprados por la mafia en el poder”, a saber: PAN, PRD, Verde, Movimiento Ciudadano, Encuentro Social, Nueva Alianza… haciendo excepción explícita con el Partido del Trabajo (PT) –por cierto, en el video se escuchan silbidos y abucheos de congresistas cuando AMLO menciona alianza con el PT– que a última hora, declinó su candidatura a la gubernatura del estado de México a favor de Delfina Gómez, de Morena.
Así, AMLO propuso hacer alianza con los ciudadanos, organizaciones sociales y políticas en general, y con el PT.
El parte aguas del 4 de junio
La excepción que en materia de alianzas para la elección presidencial de 2018 AMLO hace con el PT, merece algunas consideraciones. En primer lugar, se trata del único partido que en la elección del 4 de junio por la gubernatura al Estado de México declinó su candidatura a favor de Morena. En segundo lugar, no es un dato menor que al momento de hacerlo su candidato apenas rebasaba el 1% de preferencia en todas las encuestas. En tercer lugar, el PT ha hecho alianzas con casi todos los partidos a los que AMLO califica como “comprados por la mafia en el poder”, incluido el PAN3, el PRI, Panal, Verde Ecologista y Encuentro Social4, obviamente, también con el PRD.
Además de haber declinado horas antes de la elección en el Estado de México, teniendo todo que ganar y nada que perder ¿qué justifica la excepción que AMLO con el PT?
Por otra parte, siendo, en palabras de AMLO, el PRD uno de los partidos “comprados por la mafia en el poder” ¿porqué convocarlo a sumarse a la candidatura de Delfina Gómez?
AMLO hace permanente alusión a los principios y a la congruencia, sin embargo parece que estamos frente a un claro caso de incongruencia, según los principios y valores que AMLO sostiene.
La impoluta pureza
Toda la información disponible permite otorgar un 99.99% de posibilidades a que el acto del 4 de junio en el Estado de México haya sido el punto culminante de una “elección de Estado”. Decimos punto culminante porque el proceso que cuenta con múltiples cómplices (gobierno federal, gobierno estatal, autoridades electorales, partidos políticos, medios de comunicación, crimen organizado…) comenzó mucho antes, y terminará –como es muy previsible– con el rechazo a las denuncias de fraude por documentadas que estén y la entrega de constancia al candidato del PRI.
Ante un nuevo revés electoral resultado de un fraude ¿cómo proceder? Evidentemente deben agotarse todas las instancias legales que permitan intentar revertir un resultado oficial, que no legal. No menos importante es aprender de esta experiencia para en la elección presidencial de 2018 se logren evitar todas las maniobras fraudulentas que en el proceso del estado de México se cometieron. Las últimas informaciones disponibles reportan que, por razones diversas, de origen externo e interno, efectivamente Morena logró cubrir con representantes sólo el 75% de las casillas, lo cual ofreció un mayor margen de maniobra a los delincuentes electorales.
Si el PRI logra continuar gobernando el Estado de México mediante la “elección de Estado”, ¿porqué no habría de repetir el procedimiento en la presidencial de 2018?
Si lo que se propone Morena es poner fin al actual sistema político institucional con los instrumentos y las reglas que dicho cuestionado sistema ofrece, no debería perder de vista que resulta tan imposible garantizar que en Morena no haya algún corrupto u oportunista, como descartar que en el PRD haya honestos militantes por las causas populares.
No será resignando principios y valores como se logrará poner fin al actual sistema político institucional, tampoco se lo logrará pretendiendo la impoluta pureza siendo parte del sistema partidocrático y pretendiendo combatirlo con sus reglas e instrumentos. Y si la salida electoral permanece cerrada, habrá que considerar la rebelión popular.
No se trata de hacer acuerdos copulares, ni de estigmatizaciones y exclusiones, sí de dejar abierta la puerta a todo aquel que personal o institucionalmente esté dispuesto a sumarse a la tarea bajo estrictas condiciones de transparencia mediante la consulta y participación activa, crítica y con poder de decisión de las bases militantes.
Lo que nos resulta urgente no son líderes y conductores, sino representantes legitimados por la participación directa de las bases populares.